Segunda taza, el aroma del sufrimiento
El viaje seguía transcurriendo pacíficamente por los desolados parajes otoñales de Inglaterra. La primera taza no alcanzo a satisfacer mi necesidad de mantenerme despierto. “Un zorro acorralado es más peligroso que un chacal”, al menos, eso dicen. No puedo permitirme caer dormido acorralado, es muy pronto para ser abatido. Solicité al asistente un café latte. Cuando llegó, observe su profunda oscuridad y complacido me di cuenta que era tan amargo como el primero. El primer sorbo me llevó a un sueño lejano. Solía ser tan sentimental, y sentí que todo eso volvía a mí por un momento. Pero luego recordé que mi misión es entregar un sepulcro digno al sufrimiento de aquel entonces.
El segundo sorbo fue extraño, dulce y a la vez amargo. “Conoce tu rol y cierra la boca”, recuerdo cuando oí eso, no fue hace mucho, y fue un tanto más sutil. Amargo porque mis sentimientos probaron que no debieron estar ahí. El amor ha sido una debilidad para mí, para bien o para mal. Sin embargo, es dulce, porque fue más sutil de lo que podía esperar que fuese, reconozco que no elegí ningún camino correcto, pero tampoco fue como si realmente tuve la opción de elegir otro. De cualquier forma, todo lo ocurrido que intento vencerme, no lo consiguió. No permití ni permitiré que los problemas del pasado confundan mi presente. Di vuelta a una página en mi vida, complete un círculo. Con el último trago, sentí nostalgia, pero a la vez acabe de entender lo que iba a hacer.
Así fue como abandoné una ciudad más en mi vida, un capitulo el cual me hizo fuerte. Mi última promesa, es de redención conmigo mismo y con el mundo. Es cierto, tengo asuntos pendientes, pero ya estuve una vez en el fondo, y volveré a salir. Infierno, seas como seas, tengo mi última taza de café reservada solo para ti.
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