martes, 7 de diciembre de 2010

La Víspera

   Los adornos brillaban con las tenues luces de los candelabros de la adornada posada. Una radio tocaba una tonadita de piano, mientras la mayoría de presentes, asilados entre sí, estaban enfrascados en beber sus licores de predilección. Un joven de descuidada barba y pelo desaliñado bebía ponche mientras miraba como el pino de navidad del lugar se imponía  erguido frente a todos los cabizbajos hombres. No siempre fue así, se dijo ― Mirando el reflejo de su paupérrima mirada ―, No siempre fue así.

   Erase una mañana nevada, la gente se agolpaba frente a las numerosas vitrinas de los paseos peatonales buscando regalos para aquellos seres queridos, niños deslumbrados con las luces y la decoración, que hacían lucir dicha calle como el mismo taller de Santa Clos. Un gran pino decoraba soberbiamente la plaza al final del parque. Alexander, se encontraba comprando un par de peluches, dulces y galletas. Salió de la tienda. Ligeras nubes cubrían el cielo que lucía espectacularmente blanco. Llamó por teléfono a sus amigos y amigas, deseo una feliz navidad a su familia y visitó a su novia. Eso, claro, es mi recuerdo de hace unas navidades atrás ―Se dijo, sin dejar de repetirse ― No siempre fue así.

   Se levantó, pagó su trago al dueño de la posada y comenzó a vagar por las calles. Sin darse cuenta, llegó al centro comercial. La gente corría de un lado a otro, el sol se escondía lentamente, y la gente atiborraba a los vendedores que felices contaban sus divisas mientras jóvenes, padres y abuelos realizaban sus últimas compras para robarse unas sonrisas, frente al árbol y a la chimenea, en aquel calor de hogar, con niños revoloteando y abriendo regalos. Con soñadores mirando por la ventana, esperando que algún claro deje ver la luna llena de aquella mágica noche.

― ¿Qué haces aquí, Alex? ― pregunto una chica que se detuvo de golpe al verle, ya que caminaba apresurada con un montón de regalos y bolsas en sus manos.
―No lo sé, solo caminaba por las calles, y terminé aquí ―Resolvió Alexander encogiendo los hombros―. Para ser franco, no tengo nada que comprar.
―Ya veo, ¿en ese caso, me ayudarías a cargar las cosas hasta el automóvil?― Preguntó la chica.
Está bien, supongo que no hay problema ― dijo recibiendo algunas de las bolsas ―Cecile, por cierto, ¿te molestaría dejarme en el aeropuerto? Es un poco complicado llegar mediante transporte público ― Dijo mientras caminaba entre medio de la muchedumbre que ya empezaba a agolpar las salidas.
―Claro, no hay problema, está cerca de aquí ― Replico la chica.

   Para entonces el sol ya se había escondido, a la vez que había empezado a despejar, y entre las nubes ya desgarradas dejaban ver algunas estrellas y la poderosa luz de la luna. Llegaron al auto, descargaron las cosas en el maletero. Luego, subieron al auto y encendieron el motor. Al mismo tiempo se encendió la radio, se escuchaban lentos y melodiosos villancicos.

―¿Alex, porque debes ir al aeropuerto?― Pregunto la chica curiosamente― Es un poco tarde para estar vagando por los lindes de la ciudad, ¿Acaso debes ir a buscar a alguien?
―La verdad es que no, yo he de viajar hoy ― resolvió calmadamente-. Mi avión sale en una hora.
―Pero, ya es de noche, ¿Pretendes pasar víspera de navidad, solo y en un avión? ―Dijo un poco molesta-, ¿Acaso tienes algún problema con estas fiestas?
―Claro que no, solía disfrutarlas mucho ― Sentenció en un parpadeo.

   En esa fracción de segundo, tuvo una visión. Caían copos de nieve. De pronto el cielo se oscureció. Vio a sus amigos en el parque, a su familia en una casa, los adornos navideños, se oscurecían, todo iba a negro… el ambiente se volvía macabro… se vio un destello y un rayo partió el firmamento. Luego todo se convirtió en negro.

―…Simplemente Es mejor que no esté aquí ― Añadió.
-No lo entiendo, pero bueno, ya llegamos ― Dijo Cecile mientras estacionaba el auto en el aeropuerto. Luego se bajaron para despedirse.
―Gracias ― dijo Alex, que lucía un poco más famélico que de costumbre.
―No es nada, Es lo menos que podía hacer, ten un buen viaje. Espero que sepas lo que haces ― le reprendió.
―Lo sé, este es mi propio regalo de navidad ― Dijo al despedirse. Le dejo un pequeño regalo. Una pequeña botita para colgar en su árbol y recordar momentos bellos. Y un papel que pidió, solo abriera luego de que se hubiese ido.

   Los minutos pasaron, Alex se embarcó y subió al avión. La chica se quedo pensando a que se refería Alex con que se estaba haciendo un regalo. El avión despego. Un ensordecedor ruido cortó el aire navideño. Cecile abrió el papel ajado y arrugado. Para su sorpresa, el papel contenía la respuesta a su pregunta

“Escapar de esa sensación congelante”

   Ahora entendió ese famélico rostro. Una lágrima cayó sobre el papel. Se aprestó a subir a l auto y se marcho rápidamente a casa con los suyos. En tanto el avión, desapareció en el horizonte nocturno.

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Y bueno... hasta que pude terminar uno. entre medio del estrés y muchas cosas más. Increíblemente se mantiene mi postulado de que mis escritos nacen en las circunstancias más peculiares. Con algo de suerte estas fiestas recibirán un poco más de cariño por parte del blog. Mi dedicatoria para quien inspiro algunas partes de la personalidad de Cecile, que probablemente no lo notará, aunque espero que si. también, dedicatorias para todas esas personas que han pasado por ese sentimiento congelante... Isshi, gambattene, okay?. Saludos para mis amigos, neechans, seguidores del blog, compañeros de u, en fin, familia :D.  hasta la proxima.

5 comentarios:

Liss dijo...

me encanto! me recuerda a ciertas situaciones que he pasado...pero bueno...sigue escribiendo mas! pero tienes que hacer un cuento feliz o historia alguna vez o alguna comica si es que alguna vez te inspiras.
Mi voto es SI! XD

JP. dijo...

Buenísimo, salvo unas partes que siento que se escapan un poco a lo sublime del escrito.. Pero que de todas formas, se logra.

Milou Mizui dijo...

gracias niño!
te pasaste
me levantaste el animo
ya saldre adelante, tu sabes ^^

Unknown dijo...

bubu, qué triste u,u
Supongo que tiempos anteriores fueron mejor, y hay que recordarlos como eso: recuerdos.
Sin embargo hay que seguir, seguir hacia adelante.
mm, tal vez no sea mejor, o peor, pero hay que ir hacia adelante, sin dejarse atormentar por el pasado =3
Y... dejaré de decir fumadeces xD

Shizuma.Hanazono dijo...

Niño hermoso *u*!
Es una historia triste, pero me atrapa como usas las palabras~

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