domingo, 11 de abril de 2010

Las Cuatro Estaciones: Paseo de Invierno

   Él se colocó y abrió la puerta de madera, hinchada por la lluvia... dio un paso adelante y abrió el paraguas negro. Caminó lentamente por las calles del centro de la ciudad. Eran las cinco de la tarde de un día sábado. Solo se divisaban a lo lejos un par de personas en las interminables cuadras de calles, de casas y departamentos apagados, como si la luz les quitara todo su color. Los adoquines gastados cubiertos de concreto que los vehículos se habían encargado de carcomer, lucían oscuros y lustrosos. La mayoría de los árboles no albergaba ninguna hoja. Aun así, siguió caminando, sin gesticular ninguna facción en ese desolado paisaje.
    Llegó a una pequeño terreno abandonado, solo se observaban un par de malezas y árboles musgosos, entre todo ese paisaje urbano. Se detuvo. Y contempló el cielo, cubriendo con su mano libre sus ojos, evitando así que la lluvia entrara en ellos. Reflexionó un poco la escena. Las gotas caían pesadas y lentas a su alrededor, en un cielo completamente oscuro y cubierto, de nubarrones amenazantes, como diciendo refúgiense, la luz no brillará aquí. Aun así, se quedo inmóvil por varios minutos...
    El agua seguía presurosa por cumplir su otro ciclo. Si, es más que sólo 3 estados. Es la expresión de robarse la vida de un lugar, para redistribuirla en otra manera jamás imaginada. Los colores se desvanecían de todos los edificios, y sin embargo, el musgo de esos abandonados árboles estaba reluciendo un verde como solo pocas veces en el año se ve así. Dirigió su mirada al musgo, y en medio de esa incomoda espera, porque en efecto, estaba esperando, pensó que incluso carencia de vida suficiente, es parte de la prueba de la vida esta ahí.
    Estaba desmoronado... estaba esperando a alguien... pero aun seguía ahí solo. Sin embargo dejo de observar las nubes, y comenzó a retornar a casa. Cerró su paraguas. La insuficiencia de vida de lo que esperaba, mostraba que en cierto modo eso seguía vivo, aun así, no podía esperar por siempre a ver el final de esa vida. Ya no caían gotas de agua. "acabaré este día...repartiré color en este gris", se dijo. Seco su cara y esbozo una sonrisa forzada. Siguió su camino. Antes de entrar a su casa, salió el sol.

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